La propuesta del gobierno de México para ejecutar un lo que se ha denominado “Plan Marshall” para Centroamérica es un contrapunto positivo a las políticas ofensivas del gobierno estadounidense de Donald Trump, que procura combatir la inmigración solamente con políticas represivas. De hecho la iniciativa frenaría el irracional intento de buscar resolver los problemas de la frontera norte de México cerrándola con un muro.
Así, el pasado 20 de mayo en la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el Plan de Desarrollo Interior del Sur de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, un programa concreto cuyos obvios beneficios para la empobrecida región ayudaría a disminuir el flujo migratorio hacia los Estados Unidos y los problemas de seguridad que conlleva.
Las gestiones diplomáticas del gobierno mexicano para llevar adelante la propuesta comenzaron en Estados Unidos. Tres días después de la presentación del plan, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, visitó Washington para presentar la idea al gobierno de Trump, que se mostró poco receptivo. El secretario de Estado, Mike Pompeo, no compareció a la reunión previamente acordada alegando que fuera llamado en última hora por el presidente Trump. Entonces el canciller fue recibido por el subsecretario John Sullivan. La idea también fue presentada a Jared Kushner, asesor de Trump y al jefe interno de Seguridad Interior Kevin McAleenan.
No obstante, el gobierno mexicano dejó en la mesa de su par norteamericano una propuesta para iniciar de inmediato una relación de cooperación fuera de los parámetros de confrontaciones permanentes. Antes de que el nuevo gobierno mexicano entrara en funciones el pasado primero de diciembre, hubo varios acercamientos con Donald Trump, quien había mostrado mucho interés en el proyecto. El propio López Obrador afirmó durante la presentación del plan que esto es para los Estados Unidos “una opción, una alternativa, la mejor” para contener a migración masiva hacia os Estados Unidos. “Ya no queremos cooperación para reforzar medidas de fuerza…queremos cooperación para el desarrollo porque eso es lo nos va a ayudar a serenar al país, a serenar Centroamérica y a que haya paz con justicia y bienestar”.
Aunque Trump se ha referido al presidente mexicano con palabras de simpatía con quien podría haber buena cooperación, la dinámica electoral en los Estados Unidos lleva a Trump en incontables ocasiones a recitar diatribas contra México por supuestamente no estar haciendo nada para contener la migración. La obsesión por el muro a lo largo de toda la frontera con México se transformó en uno de los principales slogans electorales del presidente Trump para buscar la reelección en 2020, perdiendo la gran oportunidad de resolver el grave problema migratorio con soluciones de fondo y humanitarias.
Buscando nuevos caminos
Después de Washington, el 28 de mayo el canciller Ebrard estuvo en Bonn para participar de una reunión de la Iniciativa Latinoamérica y el Caribe, lanzada por el gobierno alemán para renovar sus lazos económicos y políticos con el continente en un mundo cambiante.
Contrario a la indiferencia estadounidense, el gobierno de Alemania manifestó su apoyo a la iniciativa mexicana, el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Mass, dijo que el gobierno de su país tiene gran interés en aportar recursos financieros para el Plan de Desarrollo presentado por México.
“Tenemos muchos temas en común, como por ejemplo el Estado de Derecho y la migración…El plan nos impresionó especialmente; es un plan en el que nos gustaría ayudar al gobierno de México… Estamos dispuestos y abiertos a dar el apoyo y estamos preparándolo también de forma financiera, porque creemos que para México y la región en general, es un tema de suma importancia por lo que cuentan totalmente con nosotros”, afirmó el canciller.
En el discurso inicial del evento el ministro de Relaciones Exteriores del país anfitrión, Heiko Mass muy al estilo alemán emitió una crítica a los Estados Unidos y afirmó:
“Ser aliados en un mundo en que la inseguridad se ha incrementado de manera dramática: China ejerce su poderosa economía como instrumento para presionar políticamente, Rusia crea con su potencial militar hechos políticos y Estados Unidos, que un día fue pilar fundamental del orden mundial, se ha convertido en un socio totalmente imprevisible”.
“Ser sujetos u objetos de la política mundial es también ahora una cuestión decisiva a la que nos enfrentamos los europeos. (Vivimos) en un mundo en donde los más débiles son empujados hacia la pared por los más fuertes. Si la fuerza del más fuerte reemplaza el poder del derecho de los más débiles, sólo pueden ser perdedores los países de Latinoamérica y el Caribe y nosotros. Por eso debemos permanecer unidos, ser vecinos en este nuevo mundo. Y es este el punto de partida para la creación de esta iniciativa”, subrayó.
Al evento de Bonn asistieron 24 ministros de relaciones exteriores del continente. En este, Marcelo Ebrard tuvo la oportunidad de presentar en una de las sesiones de trabajo, el proyecto de integración México-América Central.
Además de Alemania, se sabe que existe un gran interés de China en participar en los planes de desarrollo de la región, como se evidenció en el proyecto de la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua y desde luego dispone de buenos fondos para el desarrollo concentrados en el Nuevo Banco para el Desarrollo conocido como el Banco de los BRICS.
El plan de México se iniciaría con una inversión de 10 mil millones de dólares, para lo cual ya se propuso la creación de un organismo específico.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), organismo responsable de la elaboración del plan, argumentó en la reunión de la ciudad de México que dio a conocer el proyecto, que para darle solución al problema migratorio, el desarrollo económico debe colocarse al centro de cualquier discusión y planteó cuatro ejes programáticos bajo los cuales se cimenta el proyecto: bienestar social, sustentabilidad ambiental, gestión integral del ciclo migratorio y por supuesto desarrollo económico.
Bárcena reiteró que la población no emigra por gusto. Centroamérica, dijo, es más violenta que el Medio Oriente todo por la falta de oportunidades de encontrar trabajos dignos. En Honduras, El Salvador y Guatemala solamente se generan anualmente 129 mil empleos frente a 362 mil jóvenes que cada año deberían integrarse a la actividad económica.
Entre los programas concretos a desarrollarse destacamos los siguientes:
1.-Construcción de un gasoducto de 600 kilómetros que iría desde México hasta su terminal en Puerto Cortés, Honduras.
2.-Interconexión del sistema eléctrico mexicano hacia los tres países y la construcción de una central de 300 megavatios en Puerto Cortés, Honduras.
3.-Conectividad ferroviaria de 710 kilómetros desde Ciudad Hidalgo, en el estado mexicano de Chiapas hasta Puerto de la Libertad en El Salvador, además de 225 de líneas internas.
*MSIa Informa